TEXTOS – Manuel Álvarez Junco

La ola que nace en mi cuarto.
© Manuel Álvarez Junco
Hay una ola que nace en mi cuarto y no cesa de agitarse inquieta. Es como cualquiera de las que todos poseemos y que no acaban de romper. Mira que llevamos tiempo con ellas, y no nos acostumbramos a aceptarlas como nuestras.
Paloma Navares bracea suavemente en esas inquietudes graves e íntimas de profunda tristeza, de irreversible fatalidad. Desde su cuerpo de mujer se embarca en la misión personal de transmitir con formas claras y pausadas todo el desasosiego de la vida.
Si cada pieza parece autónoma y provista de su particular razón, la solución que plantea encaja en una sólida aventura familiar. La exaltada presencia femenina crea experiencias visuales que afectan a nuestro sentimiento individual más reservado, que es también, qué paradoja, el de los demás. “La fragmentación de la vida de la mujer en nuestra sociedad”, según apunta.
La naturaleza, maternal y salvaje, caótica y dominadora, es marcada e intervenida: señalada la realidad de la fantasía y el dolor de la belleza; tocada la memoria como motivo de disfrute aquí y ahora de momentos retenidos de seductora pasión.
Paloma obliga al espectador a una respuesta emocional a través de algo frágil en que descubrimos una cargada densidad, intencionada como una campana en la niebla del sueño, como el recuerdo guardado de un paseo en bicicleta, el torpe orden de unos guijarros de playa, la caligrafía de un pétalo, la luz prendida sobre una herida, la estela de un velero, la señal de una rama, la hendidura de un arado, un asterisco que advierte el amanecer, una huella reposada en la nieve primera, un hurgar obsesivo en las brasas, …
Retóricas mínimas sobre los límites del aislamiento y de la degradación corporal, como la agria y sutil propuesta de la alienación como jardín a explorar. “Sustituir la realidad física por el mundo de la mente”.
Sus reflexiones visuales hollan las cercanías de Kafka o Beckett, de Benjamin o Pavese, de Artaud o Virginia Wolf: la devastación de la vida y la supervivencia, o el absurdo y la razón, entonando un dulce y distanciado réquiem que recrea la muerte como travesía.
Paloma es una creadora multidisciplinar de variadas técnicas y soportes, sin importarle si son convencionales o nuevos, porque siempre persigue el medio adecuado para poder transferir al objeto su misión particular. Con la luz como instrumento, sea escultura, fotografía, vídeo o instalación, tratará el tiempo silencioso y su ocaso. En objetos distantes y fríos recogerá la carnalidad y el bullicio de la vida. Unas distanciadoras imágenes ofrecerán condensados momentos y espacios de intimidad.
Paloma Navares ha realizado cien exposiciones a lo largo de todo el mundo occidental , de Viena a El Salvador, Barcelona o Dusseldorf; de Moscú a Sevilla, Ostende o México DF; de Nottingham a Caracas, Praga o Edimburgo; de París a Ljubljiana, Salzburgo o Roma; de Toulouse a Oporto, Bruselas o Venecia; de Linz a Norrköping, Poznan o Madrid.
El que ahora haya elegido nuestro Centro de Arte Complutense, “c arte c”, para exhibir sus últimas obras es una enorme satisfacción, todo un privilegio para nosotros.